La agorafobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por el miedo intenso a situaciones o lugares donde escapar podría ser difícil o donde no se dispone de ayuda en caso de una crisis. Quienes la padecen suelen evitar espacios abiertos, multitudes, transporte público o lugares cerrados, llegando a limitar su vida social y laboral.
Se manifiesta con síntomas como palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de ahogo y miedo a perder el control. En casos graves, puede llevar al aislamiento.
Las causas incluyen factores genéticos, desequilibrios químicos cerebrales, experiencias traumáticas o antecedentes de ataques de pánico. También puede estar relacionada con otros trastornos de ansiedad.
La psiquiatría profesional aborda la agorafobia con terapias como la cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a modificar patrones de pensamiento y conducta. En algunos casos, se complementa con medicación, como antidepresivos o ansiolíticos, para regular los síntomas.
La exposición gradual a situaciones temidas, bajo supervisión, es otra técnica efectiva. El tratamiento busca reducir el miedo y mejorar la calidad de vida del paciente.
Brinda un servicio de atención integral de los problemas emocionales con la aplicación de diversos enfoques, desde el nivel individual, grupal, pareja y familia. Actualmente desarrolla una línea de investigación en efectividad del modelo de Terapia Breve Estratégica en la Universidad Autónoma de Nuevo León.
"La salud mental no es un destino, sino un proceso. Se trata del viaje que tomamos cada día para cuidar de nosotros mismos y de los demás."